martes, mayo 24, 2011


Ya que ahora muchos son -o pretenden ser- lo que no fueron y lo que nunca volverán a ser porque el tiempo es irreversible... -salvo que alguien invente o descubra la máquina que nos lleve a nuestra infancia o nuestra juventud...- decidí postear hoy este fragmento de mi primera novela porque -contrariamente a lo que sostenía Walsh- pienso que a veces la novela puede dar más idea de los sentimientos y de los sentidos en ciertas situaciones históricas y así como creo que cada uno guarda o procesa sus memorias a su manera, creo también que hay derecho al olvido. Lo que también creo es que es enfermo apropiarse de la historia personal o colectiva de otro y menos con fines inconfesables. Una sola cosa agregaría: nadie cobraba para ir y nadie quería salir en la foto y mucho menos en los medios.

El cuadro alusivo hecho sobre la marcha... diría... es de la pintora Sonia Labraña.

Fragmento

Cuando doblamos por la calle Acoyte hoy 25 de mayo de 1973, en algunas señoriales casas de departamento nos cierran las ventanas en la cara, en la cara de cien mil personas que venimos cansadas, ansiosas, sudorosas, atrás de los bombos, atrás de las banderas, venimos a pie, gritando, cantando fuera de nosotros, contestando a los que nos preguntan adónde vamos: "¡Vamos a Devoto, vamos, compañeros, a liberar...!" y la gente nos extiende la mano, nos extiende una botella de ginebra o una de cerveza y nosotros seguimos caminando y cuando algún resentido nos cierra la ventana a nuestro paso y cien mil tipos gritan: "¿y llora llora la puta oligarquía porque se viene la tercera tiranía!" y los que cerraron las persianas nos espían detrás de la hendija porque para eso están hechas las persianas y nosotros nos reímos en nuestro delirio en nuestra inseguridad de siete horas de gobierno peronista en nuestro deseo de seguir caminando, aunque a mí me duelan los puntos de mi parto reciente, pero qué son esos puntos fructíferos comparados con la prisión de ustedes, qué son comparados con los que perdieron, qué son comparados con Diego que ya no puede festejar con nosotros, qué son cuando falta nada más que la mitad del camino, unas cincuenta cuadras y ustedes nos estarán esperando con más alegría, con más miedo, con más angustia que nosotros, qué son cuando pronto te veré, después de cien días y tu hijo parido por mí, como me dice el negro cuando las antorchas se encienden al doblar por Alvarez Jonte y la noche parece un cuadro de Goya pero más hermoso porque no vamos al fusilamiento, vamos a la amnistía, porque vamos a la vida y cuando termine esta calle y esta fila de árboles alumbrados por las antorchas exultantes, esta calle donde se encajonan nuestros gritos, llegaremos entonces a Bermúdez y Nogoyá y veremos fuego dentro de la cárcel, veremos a los comunes quemando sus colchones por la libertad de ustedes, de nosotros y, a la vuelta, ustedes, como abejorros, agarrándose a los barrotes con banderas que hicieron anoche después de tomar el pabellón, después de encontrarse por primera vez las mujeres presas y los hombres presos, después de liberar un pabellón para las necesidades del amor o de las ganas después de tanto tiempo y a pesar de las protestas de los militantes de la extrema izquierda. Apiñados abejorros vos anunciarás sin que yo te reconozca entre los gritos y los barrotes que el compañero Cámpora acaba de darles la amnistía y que dentro de media hora saldrán en libertad y cada uno se abraza con el que tiene al lado y llora y salta y grita y vuelve a llorar y se ríe y vamos para la puerta principal y los bombos nos sobrepasan, aturden a la pequeña humanidad que cierra las persianas para no oír nuestro "¡abran, carajo, o la tiramo’ abajo!" y, mientras, yo tropiezo con gente y gente y gente y me voy a esperarte inútilmente a la puerta de la que vos no saldrás y después me voy a Av. La Plata adonde van los compañeros a esperarte, a abrazarte, porque siempre se vuelve al primer amor y las persianas de los gorilas permanecen cerradas porque los bombos suenan como bombas y en la noche alta nosotros atravesamos el parque Lezica para después contarle a nuestros nietos si alguna vez los tenemos cuál fue el día más feliz de nuestra vida...

De Domingo en el cielo

Primer Premio Novela del Fondo Nacional de las Artes, 1999.

De eerste fakkels, Amsterdam, 1986.


miércoles, mayo 04, 2011

/// sigue Ana Moya - 3ª parte y final

Y termina con dos destacados:

- “El otro día me encontré con Juan en la calle, hablamos un rato y nada, nos volvimos a ver anoche en mi casa.

- Y… ¿qué pasó?

- Bueno, nada, hablamos mucho y… nada, nos reconciliamos”.

Es una “nada” que lo dice todo sin decir nada porque, al no tener el rigor de un conector lógico, la interpretación queda librada a la interpretación del otro, puede querer decir: “entonces”, “luego”, “sin embargo”, o vaya uno a saber… (GabrielaYankelevich)

La profesora Lucila Castro cita en una de sus columnas el aporte de Elsa Irene Scopazzo: "Entre las etimologías fantásticas, cito una impunemente explicada en un programa radial. “No debemos decir aborígenes , sino pueblos originarios porque ab significa “sin”, o sea que serían pueblos sin origen. ¡Qué barbaridad! Ab es preposición

latina que significa “desde”, es decir, aborigen es el que está desde los orígenes, ya sean habitantes, plantas o animales”.(los guaraníes, los araucanos, el ceíbo, la yerb

a mate, los guanacos, el aguará guazú).


Hasta aquí Ana Moya.

VALE LA PENA SOBRE TODO PARA LOS QUE PIENSAN QUE NADA CAMBIA Y QUE LA LENGUA ES PURA Y QUE HAY UN BUEN DECIR Y UN MAL DECIR Y SOBRE TODO PARA LOS QUE SE NIEGAN A VER QUE REALMENTE TENEMOS UNA LENGUA PROPIA, EL PORTEÑO EXTENDIDO O ARGENTINO METROPOLITANO, UNA DE LAS TANTAS NEOHISPÁNICAS, DE LA QUE ESTAMOS ORGULLOSOS!!!

A quien le interese más, los remito a Reflejos de la lengua, Lengua y poder. El argentino metropolitano del que somos autores con Luis Labraña y a El porteño. Identidad y reivindicación de la lengua metropolitana, de mi autoría que pueden adquirir por este me

dio.


/// viene del post anterior

... sigue 2ª parte del artículo de Ana Moya en Premium, Buenos Aires, abril 2011.

DICCIONARIOS

Nuestro vocabulario ha sido estudiado desde temprano. Una obra de referencia, que vincula palabras tratadas con glosarios, estudios o diccionarios regionales o generales, sin incluir definiciones, es el Registro de lexicografía argentina, publicado en CD-ROM por la Academia Argentina de Letras: una cantidad asombrosa de trabajos y en especial, vocabularios.

El primer diccionario de argentinismos producido por una Corporación entre 1875 y 1879 se debe a la Academia de Ciencias, Letras y Artes, a la que pertenecían figuras como Eduardo Holmberg, Martín Coronado, Rafael Obligado, Juan María Gutiérrez o Manuel Ricardo Trilles. Estuvo inédito hasta 2006, salvo unas pocas palabras que habían sido publicadas en El Plata Literario, en 1877.Puede sorprender a muchos que éste sea uno de los artículos: “Che. Particular de origen araucano en cuyo idioma significa hombre; entre nosotros, como pronombre, es tratamiento familiar; como interjección, sirve para llamar la atención de alguno y para expresar sorpresa, sentimiento o dolor, repitiéndose en esos últimos casos como: ¡Che! ¡Che! ¿Tan mal te ha ido? Úsase en toda la República anteponiéndolo y posponiéndolo a la segunda persona de los verbos. En la provincia de Buenos Aires, suele usarse también con la tercera persona, y así se dice: Che, venga; Oiga, che.”

Cierra el círculo de obras corporativas, el Diccionario del habla de los argentinos, cuya primera edición es de 2003 y la última de 2008. Es un diccionario dialectal nacional, es decir que registra voces ("curtir", "facilongo", "gilastrún") y frases ("hacer boleta", "no hay drama", "conciliación obligatoria") de uso argentino, y no contiene las correspondientes a la lengua general ("palestra", "tenaza", "marcapaso"). Se diferencia del Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), en que no contiene palabras o expresiones de uso peninsular español. Incluye ejemplos con citas reales. Cada voz o locución va acompañada por una ilustración escrita, literaria, periodística o proveniente de páginas web que permite apreciar su acepción neta de uso.

Esta producción reciente, que poco a poco abandona el sesgo casi exclusivamente folclórico como definición de lo nacional, tiende a reflejar el vocabulario contrastivo usual. El léxico abarca palabras procedentes de los pueblos originarios (quechua, aimara, guaraní, mapuche, lengua pampa), anglicismos; galicismos, arcaísmos del español peninsular que aquí se conservaron, acepciones nuestras de voces españolas, neologismos técnicos o voces rurales, regionalismos, palabras cotidianas o técnicas que no parecen argentinismos. Como telón de fondo, en un corte diacrónico, se ve un mosaico integrado por el lunfardo histórico y por otras voces poco usadas o caídas en desuso.

También en la línea de los diccionarios que reflejan la lengua vigente de un país en su totalidad se inscribe el Diccionario integral del español de la Argentina, que acaba de editar Voz Activa. En el prólogo, el lingüista José Luis Moure, tras una defensa retórica del rol de la RAE, señala con elegancia peculiaridades como: “…en el caso de falda, dispone la acepción de prenda femenina en el primer lugar y la alusiva al corte vacuno en el séptimo. Y si buscamos nuestro vocablo pollera, encontraremos primero su significado de vendedora de pollos, muy ajeno a nuestro uso, y sólo en el noveno puesto la referencia a la prenda.”

“A estas distinciones atiende el Diccionario integral que, del español todo, descarta lo no usual en la Argentina, aunque esté vigente en el español general de otras áreas, deja de lado las palabras que no aparecen en el corpus propio –1981-2008–, pero registra las que sí lo están, sean generales o argentinismos, como prueba de su permanencia”, señaló Susana Anaine, subdirectora del Departamento de Investigaciones Filológicas de la Academia Argentina de Letras, en Revista Ñ (2009) junto con estas consideraciones:

* El argentino no saluda: te dice ¿Qué hacés boludo?

* El argentino no se cae: se va a la mierda

* El argentino no te convence: te hace la cabeza

* El argentino no da besos: te rompe la boca.

* El argentino no bebe: chupa.

* El argentino no acaricia: franelea.

* El argentino no molesta: rompe las pelotas.

* El argentino no se baña: se pega una ducha.

* El argentino no te golpea: te caga a palos.

* El argentino no te reprende: te caga a pedos.

* El argentino no tiene amantes: tiene amigovias.

* El argentino no sale corriendo: sale cagando.

* El argentino no se dispersa: se cuelga.

* El argentino no se ríe a carcajadas: se caga de risa.

* El argentino no es un tipo alegre: es un copado.

* El argentino no es un buen amigo: es de fierro.

* El argentino no es un buen tipo: es de primera.

* El argentino no está aburrido: está al pedo.

* El argentino no habla claro: te bate la justa.

* El argentino no dice la verdad: dice la posta.

* El argentino no es cualquier cosa: ¡El argentino es una masa!

La ciudad en que te conocí - óleo L. Labraña

Aquí comienza el artículo de Ana Moya salió en Premium de abril y en el que se podrá ver que no soy la única que se interesa por el devenir de nuestra lengua


Se nota que estas chicas crecieron haciendo las cuatro comidas: hablan con sujeto y predicado”. (Del periodista Marcelo Polino en TV, sobre las hermanas Escudero).

LA LENGUA ES LARGA…Y EL HABLA TAMBIÉN

La prueba de vida del idioma de los argentinos es el habla, que anda vivita y coleando sin pausa pero con la prisa de los tiempos que corren. Mientras, en el campo del honor se alistan los especialistas que pontifican sobre el buen decir y mejor escribir y los que bajan al llano, a registrar “el grano de la voz” y las andanzas de las palabras que se inventan y se ensucian como billetes viejos de tanto ir de mano en mano.

Los grandes diarios del mundo disciplinan propia tropa con manuales de estilo; y entre norma y estilo se debaten ensayos y diccionarios que suman ediciones tratando de no perderle pisada al idioma nuestro de cada día. De la última horneada provienen, por ejemplo Escribir en español. Claves para una corrección de estilo, de María Marta García Negoni: dieciocho capítulos que, con las últimas normativas de la Real Academia Española y de la Asociación de Academias de la Lengua Española, iluminan el uso y la norma, cuestiones ortográficas, el acento, la tilde y los signos de puntuación. En otra cuerda y en menos de doscientas páginas El Porteño. Identidad y reivindicación de la lengua metropolitana, de Ana Sebastián, ofrece un registro pormenorizado de términos y expresiones del “argentino metropolitano”, que reemplaza al “porteño estándar”.

QUIÉN ES QUIÉN

“Una lengua se impone como lengua cuando determinado dialecto tiene el poder”, afirma Sebastián. Y la lengua de la metrópoli se impone porque “es donde está la concentración económica, política y de medios”, agrega. “El argentino metropolitano expande las fronteras porque toma el conurbano, donde el resto de las provincias están representadas, porque de ahí se toman términos. Una palabra como choripán no nace acá. Como tampoco un caso más viejo como pucho, que es una palabra quechua. En cierto modo, el del conurbano es un aporte tamizado de las provincias.”

También observa Ana Sebastián que las jergas del fútbol y del psicoanálisis ya están integradas al argentino estándar. La de la economía también, pero ahí siguen los cambios: “En 2004 era común oír palabras como pesificación asimétrica, corralito, etc. Nadie hablaba de retenciones o de distorsión de precios”. “En cuanto a la música, en realidad la cumbia villera y el rock chabón toman expresiones del estándar más que traspasarlas, aunque cada tribu entiende sus metáforas, sus códigos. La cumbia villera, como señaló Luis Labraña, es “una expresión de los jóvenes de ambientes de riesgo que, como sucede con otro tipo de expresiones, suele primero ser rechazada, luego criticada y finalmente admitida como algo pintoresco”. Muchos son hijos de inmigrantes de países limítrofes, pero se expresan con el tono y la pronunciación del argentino metropolitano para evitar ser señalados. “A veces un poco exagerado incluso, lo que denominaría el tono suburbano, fierita, diría, que agranda nuestro rehilamiento sordo [sh inglesa] arrastrándolo más en la y y en la ll con cierta gestualidad y lenguaje corporal propios. Sin embargo no se masifica por más que veamos a estos personajes en los múltiples programas de investigación sobre paco, noche, violencia, actuación policial, etc. La cumbia villera está asentada, pero no se expande como hace seis o siete años en que cerraba cualquier fiesta careta (casamientos, cumpleaños de 15, etc.). Ahora la sustituye el reggaeton. Estas formas tienen, para mí, su correlato barrabrava que, si bien la gente las entiende en el contexto, no las usa. No prenden en las clases medias. Formas como rescatate, gato, etc. no pasan tan fácilmente al estándar. Sí sucedió con Creamfields: empezó siendo elitista hace diez años y después se masificó. Aunque los cultores primitivos desprecian a los advenedizos como nuevos ricos: con que les vean asomar debajo el jean de tiro corto la marca berreta del calzoncillo, es suficiente”. Suma otros ejemplos: “Palabras como dj (pronunciada dishi), clavarse en el sentido de tomar, bicho, pasta, anfeta, speed, pastenaca, pepa, poper, trip, tripi, etc. (diferentes anfetaminas aluginógenas que obligan al consumo de agua), rush, crash no pasan al estándar. Si un joven adulto de este ambiente le dice a uno de sus progenitores: “Me clavé un bicho”, éste va a pensar que lo picó un insecto. Fuera de la tribu, a lo sumo se tiene una vaga idea de lo que es el extasy, pero nadie conoce el ice. Arena, para la mayoría sigue siendo la de la playa o la construcción y no lo asocian con el “campo, el sitio de actuación” y los mismos creamfields no saben que están usando el término que se usaba en el Coliseo para indicar el “lugar de la lucha” que pasó a las lenguas germanas y al inglés como “campo de juego”. Además, para los creamfields originales, sigue habiendo arenas vip y no todas las bandas tocan para todos”.

- ¿Cuál es el futuro de la sintaxis en los medios y en el reino del mensaje de texto?

“-Creo que los medios tienen una gran influencia en todos los comportamientos porque según quién dice algo, se prestigian o se desprestigian formas de la lengua. Es más fácil ver los cambios en el vocabulario. Sin embargo, es terrible la influencia que tiene el llamado español neutro” y aquí la especialista culpa a “la patria movilera, locutora y presentadora… se expresan con una sintaxis que se está modificando gracias a ese español que es una hibridación espantosa de recursos de subtitulado y doblaje … porque piensan que, de esa manera, tendrán acceso al mercado de trabajo de las cadenas internacionales”. Señala que se ha abandonado el empleo del pretérito indefinido: (antes se decía “comí”, ahora “he comido”). “Cada día oímos más el ¿cuán grande será...? cuando decíamos ¿será grande o chico? Cada día oímos más la superposición de preposiciones: Nadie se enoja, se ofende o se amiga con otro sino para con. Y sobre es la preposición que gana por afano y los que la usan no saben que están traduciendo directamente la sintaxis anglosajona. Llueve sobre Buenos Aires, colisionaron (equivalente mediática de “chocaron”) sobre la autopista, etc. Ni hablar del uso de a bordo. Llegué a registrar que alguien iba a bordo de su silla de ruedas!! Tampoco usamos el reflexivo en los casos correspondientes, copia del mismo origen: Argentina clasificó, el dólar cotizó... El dólar será muy importante, pero acá lo están animizando! Quiero aclarar que la lengua cambia y no me preocupa. Todo lo contrario. Me preocupan mucho más estos no percibidos cambios sintácticos, que los neologismos como mouse, e-book, tablet y tantos otros. Y me preocupan más que la ortografía sintética de los sms o del chat que son impuestos por la inmediatez de la comunicación. Más aún me preocupa que no haya una política sobre la lengua y que el aprendizaje y la capacitación lingüística, salvo excepciones, sean precarios”. (Ana Sebastián).

CAMBIA, TODO CAMBIA

“Luis Labraña trabaja con chicos de clase media pero también con gente que viene de Fuerte Apache. El observa que los chicos de clase media hablan como los otros cuando están con los otros. Y después pueden cambiar de registro del lenguaje. El tipo de clase baja y de poca escolaridad no puede salir de su manejo lingüístico. Entonces, se le quita un arma que además le puede servir para ascender socialmente.” Otro elemento que se desprende de la investigación es el paso del tiempo del histórico che. “Una cosa tan significativa nuestra cómo el che, que es el gentilicio de argentino, en los jóvenes va disminuyendo y se va incorporando loco, boludo, muchas veces sin el che al lado” (A.S.).

Ya advirtió Borges en El idioma de los argentinos (1927) refiriéndose a los escritores de las generaciones del 37 y del 80: "El tono de su escritura fue el de su voz; su boca no fue contradicción de su mano. Fueron argentinos con dignidad: su decir criollo no fue una arrogancia orillera ni un malhumor. Escribieron el dialecto usual de sus días: ni recaer en españoles ni degenerar en malevos fue su apetencia. Pienso en Esteban Echeverría, en Domingo Faustino Sarmiento, en Vicente Fidel López, en Lucio V. Mansilla, en Eduardo Wilde. Dijeron bien en argentino: cosa en desuso. No precisaron disfrazarse de otros ni dragonear de recién venidos para escribir. Hoy, esa naturalidad se gastó. Dos deliberaciones opuestas, la seudo plebeya y la seudo hispánica, dirigen las escrituras de ahora".

Lo cierto es que cada vez que se logró ese decir bien en argentino, el arte floreció y dio sus frutos. El teatro de los Podestá, por ejemplo, con su representación hablada de Juan Moreira, en 1886. Por esos años, las obras de autores nacionales eran llevadas a escena por compañías españolas y la gestualidad, la entonación, se daban de patadas con el ritmo de la frase y el vocabulario. Con las primeras compañías rioplatenses surgieron actores que hablaban como los espectadores.